Serge Abad-Gallardo alcanzó el grado de maestro en una de las obediencias masónicas más importantes de Francia, Derecho Humano, donde ingresó guiado por el orgullo de sentirse un iniciado y con la sed de conocer un «secreto»... que en más de veinte años nunca llegó. Pero ese tiempo en las logias sí le sirvió para comprobar la diferencia entre lo que se predica y lo que se practica, y sobre todo para sentirse vacío de las aspiraciones de verdad espiritual que sentía su alma. Ese vacío lo llenaría Dios merced a una conversión religiosa que tuvo su origen durante una visita a Lourdes. El autor cuenta con sinceridad su experiencia de iniciación, los ritos, ideas y moral masónicos, y las razones por las que abandonó las logias: ante la incompatibilidad entre ser masón y ser católico, eligió la luz de Crist
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